Sedientas orillas de mares salados,
playas desnudas
separadas por océanos de razones.
Continentes atravesados por caravanas de deseos
cruzando desiertos y estepas,
montañas de egoísmo
y caudalosos ríos que nunca llegaran al mar
porque son como venas y arterias
saliendo de un corazón al que regresan,
sobre el que flotan los cadáveres
de inadaptados a la muerte.
Ciudades, donde satisfacer a buen precio pequeñas fantasías,
encerradas en sí mismas,
con todas las luces encendidas, volcadas en sus miedos,
especulando desde el escaparate
de una tienda de televisores
con el espectáculo a todo color
de todo tipo de lejanas angustias.
¿Has visto el rostro del asesino?.
¿En mitad del día de que color son sus ojos?.
¿Con qué voz amable responde al teléfono?.
¿Te da exactas las vueltas al comprar el pan?.
¿Qué susurra por las noches en tus oídos
que consigue que cierres confiado los ojos?
¿Qué sientes al descubrir que te devuelve la mirada
cuando lo contemplas en el espejo?
Llegara montado en su corcel amarillento
preguntando por el nombre de en que ciudad se encuentra.,
Sobre el cielo explotara azul
una inquietante aurora boreal
que admiraran extasiados los ciegos
con sus ojos en las palmas de las manos.
Ningún niño vendrá ya al mundo para pasar más hambre.
Por una escalera de plata descenderá rodeado de luz
apartando a su paso a las gentes
como aguas de un océano vaginal
preguntando por el nombre de en que ciudad se encuentra.
Marcada ya la hora
para la que se crearon todos los relojes,
nadie habrá ya mirando al cielo
escudriñando en el universo
hasta descubrir a aquellas estrellas fugaces
que guían a los Magos de Oriente
al lugar donde el asesino
buscará destetar a un Mesías famélico de Fe.
Únicamente fuegos fatuos sobre las calaveras
de quienes se suicidaron viviendo
con sus cínicas sonrisas en las que no falta ningún diente,
nos indicaran la excusa de un ratoncito Pérez
para haberse metido a proxeneta del tráfico de miedos.
Aclamado como cínico triunfador
con su imagen en millones de camisetas
con eslóganes que nos recuerdan que Jesús te ama.
¿No has podido reconocer aún al asesino?
¿Nadie te había hablado de él?
¿Puedes beber tranquilo sabiendo que la calle
por donde has de regresar esta desierta?
¿Que tus hijos hablan con extraños en el parque?
¿Qué rostro logras recordar de verlo en tus sueños
Cuando despiertas por la mañana?
¿Por qué no puedes sostener la mirada
de quienes te cruzas al entrar o salir de los edificios?
Que no hayas visto aun tu cara
en primera plana de los periódicos
ni abriendo los informativos en la televisión
solo significa que es cuestión de tiempo
que te atrapen.
playas desnudas
separadas por océanos de razones.
Continentes atravesados por caravanas de deseos
cruzando desiertos y estepas,
montañas de egoísmo
y caudalosos ríos que nunca llegaran al mar
porque son como venas y arterias
saliendo de un corazón al que regresan,
sobre el que flotan los cadáveres
de inadaptados a la muerte.
Ciudades, donde satisfacer a buen precio pequeñas fantasías,
encerradas en sí mismas,
con todas las luces encendidas, volcadas en sus miedos,
especulando desde el escaparate
de una tienda de televisores
con el espectáculo a todo color
de todo tipo de lejanas angustias.
¿Has visto el rostro del asesino?.
¿En mitad del día de que color son sus ojos?.
¿Con qué voz amable responde al teléfono?.
¿Te da exactas las vueltas al comprar el pan?.
¿Qué susurra por las noches en tus oídos
que consigue que cierres confiado los ojos?
¿Qué sientes al descubrir que te devuelve la mirada
cuando lo contemplas en el espejo?
Llegara montado en su corcel amarillento
preguntando por el nombre de en que ciudad se encuentra.,
Sobre el cielo explotara azul
una inquietante aurora boreal
que admiraran extasiados los ciegos
con sus ojos en las palmas de las manos.
Ningún niño vendrá ya al mundo para pasar más hambre.
Por una escalera de plata descenderá rodeado de luz
apartando a su paso a las gentes
como aguas de un océano vaginal
preguntando por el nombre de en que ciudad se encuentra.
Marcada ya la hora
para la que se crearon todos los relojes,
nadie habrá ya mirando al cielo
escudriñando en el universo
hasta descubrir a aquellas estrellas fugaces
que guían a los Magos de Oriente
al lugar donde el asesino
buscará destetar a un Mesías famélico de Fe.
Únicamente fuegos fatuos sobre las calaveras
de quienes se suicidaron viviendo
con sus cínicas sonrisas en las que no falta ningún diente,
nos indicaran la excusa de un ratoncito Pérez
para haberse metido a proxeneta del tráfico de miedos.
Aclamado como cínico triunfador
con su imagen en millones de camisetas
con eslóganes que nos recuerdan que Jesús te ama.
¿No has podido reconocer aún al asesino?
¿Nadie te había hablado de él?
¿Puedes beber tranquilo sabiendo que la calle
por donde has de regresar esta desierta?
¿Que tus hijos hablan con extraños en el parque?
¿Qué rostro logras recordar de verlo en tus sueños
Cuando despiertas por la mañana?
¿Por qué no puedes sostener la mirada
de quienes te cruzas al entrar o salir de los edificios?
Que no hayas visto aun tu cara
en primera plana de los periódicos
ni abriendo los informativos en la televisión
solo significa que es cuestión de tiempo
que te atrapen.
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