sábado, 28 de junio de 2008

TRAS UNA VENTANA


"El aire oreaba tu cabello, y fue sólopasar, apenas un minuto y ya dejarte"
Luís Antonio de Villena




Siempre he deseado saber que late

tras la única luz encendida

en una solitaria ventana

de un oscuro edificio

a altas horas de la madrugada.



Te abres paso entre la gente que inunda el bar.

Esta es la tercera vez que haces que levante los brazos,

sosteniendo en lo alto de uno la copa

y en la mano del otro el cigarro a medio fumar,

para permitirte pasar,

y cuando lo haces, me acerco tan cerca,

sin llegar a tocar tus cabellos,

que me enredo con el perfume

que abastece la sensación deseada

de tener tu calor contra mi pecho.




Como un gitano, catálogo los abalorios

que adornan tus dedos

para descifrar en que estado de gracia

- hasta los ladrones de virtud

tenemos atrofiadas normas-


viajaremos abrazados en el interior de un taxi

hasta la otra punta de la ciudad,

a visitar un cuarto en el que nunca antes había estado

pero que siempre imagine así,

y el en que una luz quedará encendida,

lamiendo el caramelo de la noche hasta consumirla,

como aviso a los pocos navegantes nocturnos

que se detienen a contemplar las únicas luces

encendidas en los edificios,

imaginando toda clase de intimidades

que alumbran su nostalgia.

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