Blues de en mala hora
En mala hora el parpadeo de aquella estrella del cielo
dirigió mis pasos a la puerta de aquel bar.
En mala hora no entraron en mi boca un millón de moscas
para no haberte dicho aquellas bonitas palabras al oído.
En mala hora no hice caso de esa voz interior
que como la de mi doctor, me advierte siempre
que la mentira elige para esconderse
unos bonitos ojos y una amplia sonrisa.
No pensé ni en echarlo a cara o cruz
y en mala hora la mentira me prefirió
para envenenar a partir de entonces mis pasos
al doblar abrazados la misma esquina,
haciéndome correr en todas direcciones
sin apagar ningún fuego, sólo la luz de su habitación.
Siempre he sido un tipo sin suerte, no por eso
había de cambiar nada ni hacérseme extraño
sudar porque ella quiera caer bien
a todo aquel que la presento. Así es como de mi ilusión
me convertí en un juguete, y no vale de nada ponerle las cosas claras
porque la mentira te hace dudar de tus propios ojos.
Si lo piensas dos veces, hasta tus oídos te traicionan
para querer escuchar en todo momento
a sus pasos desnudos acercándosete lascivos.
La mentira es como un perfume
que no sabe pedir perdón ni dar las gracias.
En mala hora me creí lo que tuve que tragar
y que en lo que deseé fuera mi cielo particular
ahora ardo como en el infierno, usando como extintor
el néctar que me sirven en el mismo bar
en que en mala hora bese lo que pensé era tu alma
mientras tú metías mano en mi cartera,
porque yo existía sólo en tus ojos
mientras tú te agarrabas bailando al fraude
que es el corazón de un animal herido
naufrago en un lugar que jamás existió.
Dedicado a cara de ángel, corazón de demonio
2 comentarios:
Es muy cierto eso que dices: hay veces que nos dejamos embriagar por unos ojos bellos. Pero quizás ésa es la manzana de la que hablaba la Biblia.
Por cierto Óscar, para tu disfrute aquí tienes una foto dedicada...
http://www.flickr.com/photos/eldoctorrober/4224647151/
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