lunes, 7 de julio de 2008

en tratos con el diablo


He deseado en tantas ocasiones
que el diablo viniera a comprar mi alma,
en llegar a hacer algún trato con él,
que ahora, que me he hecho viejo de golpe
y repaso el censo de lo que hice,
con la impresión de haber dejado escapar
tantas oportunidades,
caigo en la cuenta de las veces
que baile contento
ignorando estar cogiendo su talle;
que incluso le llegue a besar,
desconociéndolo hasta después
de pasar juntos la noche
sin preocuparme por averiguar su nombre.

Que hoy, sí pretendo sobrevivir
un poco más,
he de estar a dieta de estos y otros
pequeños vicios;
que, en vez de ponerse de mi lado
cuando tan bien los he alimentado,
me traicionan,
aliándose para dar la razón
a quien analiza mis órganos
extrayendo conclusiones innecesarias
de lo que fue hasta ahora mi vida
y haciendo predicciones nefastas sobre mi futuro.

Me preocupa
no tener ninguna noticia del demonio,
de aquel que se me metía y hacia innecesarias
las explicaciones de por qué hacia las cosas.
No regresa ni reaparece cuando más preciso
contar con sus servicios.
En cambio, detecto con alarma progresiva
en mi vetusta apariencia anatómica
como rezuma ese olor entre rancio y dulzón
confirmación de que inevitablemente me estoy haciendo viejo,
como predije, de golpe.
Al menos aun ese hedor no es a muerto
por lo que mantengo la esperanza
mientras le aguardo mordiéndome las uñas,
como cuando admiraba a aquellos chicos mayores
en sus cosas, con el nerviosismo pleno de ansiedad
que metía prisa por poder hacer ya como ellos,
y otra vez, una más, se cumpla que vuelvo a salvar el cuello.


Mi plan es sencillo, el negocio seguro
ahora que conozco todas sus caras
y puedo reconocerlo a la primera
nada más detenga su coche y me invite a subir.
Asi no me veré en la obligación de andar
a vueltas con que he llegado al momento
de tener el deber de escribir cosas como “que será una tarde gris,
un jueves, por ejemplo, mientras llueve”.



Le solicitare lo mismo que todos;
acostumbrado al trueque me pedirá lo de siempre.
Yo volveré a tener desconocidas oportunidades,
él, se ira convencido de haber hecho una buena ganancia
ignorante de que mi moneda estaba devaluada;
y, que si la apariencia de mi cuerpo
le incito incluso a él, que ha debido ver de todo, a la comprensión,
esta será la culpable de que no recontará
lo que rapidamente metió en su bolsillo,
para asi, cuando tuerza la esquina, no ver
-pero pagaría lo recibido por contemplarla- la expresión de su rostro
al sacar el fajo y hacer balance de sus cuentas,
y comprobar con la indignación del timado
que mí depreciada alma que ha aceptado
esta más enferma que su deteriorado aspecto en el espejo.

7 comentarios:

DIVISIÓN ROBER dijo...

Hablando en lengua "Barrett", sólo puedo decir que a mí me inspiran escritos como el tuyo, que excelentemente escritos y dosificados saben extraer el jugo del alma putrefacta, el sudor ácido y dulzón a la vez, ese sudor que cuando sale de los poros y se derraman por esa piel de serpiente, deja la piel blanda y vulnerable a los males que todavía quedan por venir.

Pero más allá de la locura que queremos pensar que existe porque el mismo demonio nos la induce, creo más bien, que ese demonio está dentro de nosotros, y también igualmente hay un ángel. Es en ese momento, en el que el deseo de vivir puede vencer si el ángel está de buen humor y con capacidad para convencer a los demás. Sin embargo, si el diablo vence, suenan notas marchitas de un piano carcomido y recluido en el pasado, alimentándose de otros demonios antiguos y menores.

Pero de verdad, el mejor refugio del alma es el arte, sea en forma de letras, en forma musical, en forma pictórica, en forma de ojos de mujer o en forma de nubes de agua.

Escuchando un disco de Tom Waits que se llama MULE VARIATIONS, me han venido sentimientos encontrados, aunque tristes en apariencia, son reconfortantes para el alma, y el que sufre lo debe compartir con otros. Un puñado de notas viejas, con banjos, armónicas, una pandereta, un gallo al fondo cantando al sol naciente, y el eco de una campana que ya no puedo oír, conforman los ecos del glorioso y feliz pasado viejo pero no extinto.

Jokin Gonzalez dijo...

Rober lo ha dicho todo. Añadire: Gracias a los dos.

Anónimo dijo...

ROBER , ME DEJAS SIEMPRE SIN PALABRAS....TE HAS PENSADO ESO DE PONERTE EN SERIO A CREERTE QUE ESCRIBES DE PUTA MADRE??

Anónimo dijo...

JOKIN, PA HABLAR POR LA RADIO TINES POCAS PALBRAS, CLARO ANDAR CON LA ROSCA TODO EL DIA TE PRODUCE CALAMBRES EN LA SIN GÜESO....

DIVISIÓN ROBER dijo...

Querido Oscar, todavía me queda un largo camino para seguir escribiendo. Y desde luego, lo hago por afición. Una afición que me sirve para sentirme bien conmigo mismo, expresando todo lo que no puedo decir hablando. Porque hablando soy más torpe. Y la música y las palabras escritas me invitan a decir mis íntimos puntos de vistas.

Lo que sí agradezco en sobremanera, es que la gente que me lee disfrute como yo lo hago cuando saboreo el momento. Y el momento es ése, en ese preciso instante en que sientes la necesidad de escribir algo que tienes dentro y como si fuera un alma invisible que te induce a hacerlo, la escritura automática a veces hace el resto y otras las propias manos que doloridas escriben acatando órdenes de ese ser invisible que está en nosotros o fuera de nosotros; nunca lo podremos saber...

Lo debes plasmar en ese preciso instante, si no, se marcha como una paloma que se ha comido todas las migas del suelo.

Anónimo dijo...

amigo rober, el camino se empieza a hacer cuando uno se cree realmente que va a algun sitio...

Anónimo dijo...

Yo también le vendería mi alma al diablo a cambio, sobre todo, de esos instantes a los que nunca podré regresar... no a cambio del pasado... es diferente, aunque parezca lo mismo... Reflexivo poema, sobre algo que se nos pasa por la cabeza a todos...

Besotes,

Carmen