Últimamente venía notando
que mi mano izquierda
ha comenzado a hacer cosas
que no la había enseñado.
No sé desde cuanto tiempo atrás
lleva instintivamente abriendo puertas,
estrechando manos,
indicando direcciones.
Efectivamente nadie la había educado
ni preparado para esos cometidos,
pero como tampoco la mano diestra protesta
(quizá cansada de ser toda la vida
la que se ocupaba de todo
y estar satisfecha por recibir esta inesperada ayuda).
Lo cierto es que no lo hace mal
ni tengo motivos de queja
-no voy a estas alturas a ser quisquilloso
ni me voy a preocupar con que mejore
más mi extrema torpeza,
cuando toda mi vida ha sido algo
por lo que ya he sido criticado-
asi que la permito que sea ahora
ella la que me acaricie,
la que firme en mi nombre y la que empuñe
la maquinilla de afeitar.
Incluso accedo cada noche
a que sea la que escoja
el pasaje de la Biblia que vaya a leer.
Fue de esta manera como de un tiempo a esta parte
es mi mano izquierda la que corta mi destino
para que la pitonisa de turno me eche las cartas;
mientras, la derecha, desplazada de sus buenas costumbres,
paga la cuenta o recoge las ganancias de una mesa,
o cuando la izquierda se ve obligada a protegerme el rostro
ella nos defiende a ambos de un equivoco con los acreedores.
La izquierda rápidamente busca argumentos
que sorteen la negociación de mis apuestas sin límite
dando al resto de órganos lecciones canallas
sobre como escapar por la puerta trasera.
sin dar explicaciones, y otras cosas que no nos cuenta.
No cabe en mí la menor duda moral de que en mi final
sea mi diestra la que recupere el protagonismo en nuestra despedida
pues la zurda ya sólo vive con pasión
para escarbar lentamente una tumba.
que mi mano izquierda
ha comenzado a hacer cosas
que no la había enseñado.
No sé desde cuanto tiempo atrás
lleva instintivamente abriendo puertas,
estrechando manos,
indicando direcciones.
Efectivamente nadie la había educado
ni preparado para esos cometidos,
pero como tampoco la mano diestra protesta
(quizá cansada de ser toda la vida
la que se ocupaba de todo
y estar satisfecha por recibir esta inesperada ayuda).
Lo cierto es que no lo hace mal
ni tengo motivos de queja
-no voy a estas alturas a ser quisquilloso
ni me voy a preocupar con que mejore
más mi extrema torpeza,
cuando toda mi vida ha sido algo
por lo que ya he sido criticado-
asi que la permito que sea ahora
ella la que me acaricie,
la que firme en mi nombre y la que empuñe
la maquinilla de afeitar.
Incluso accedo cada noche
a que sea la que escoja
el pasaje de la Biblia que vaya a leer.
Fue de esta manera como de un tiempo a esta parte
es mi mano izquierda la que corta mi destino
para que la pitonisa de turno me eche las cartas;
mientras, la derecha, desplazada de sus buenas costumbres,
paga la cuenta o recoge las ganancias de una mesa,
o cuando la izquierda se ve obligada a protegerme el rostro
ella nos defiende a ambos de un equivoco con los acreedores.
La izquierda rápidamente busca argumentos
que sorteen la negociación de mis apuestas sin límite
dando al resto de órganos lecciones canallas
sobre como escapar por la puerta trasera.
sin dar explicaciones, y otras cosas que no nos cuenta.
No cabe en mí la menor duda moral de que en mi final
sea mi diestra la que recupere el protagonismo en nuestra despedida
pues la zurda ya sólo vive con pasión
para escarbar lentamente una tumba.
7 comentarios:
Bendita condena la de tu mano izquierda. Y menos mal que es ella la que nos entierra. La derecha es la de las trampas por su funcionalidad. La de las medias verdades. Me quedo con tu izquierda, con mí izquierda por ser la torpemente honesta. Un abrazo de los que aprietan.
El juego de las manos y su increíble descripción me han cautivado hoy, me parece un buen poema y no tiene desperdicio ninguno.
Un saludo.
Compañero Óscar, un poema en tu línea, ese diálogo interno y el pensamiento que llevas hacia esa mano profundizando en las cosas del día a día, sin duda es un poema para meditar , es un placer leerte compañero.
Un abrazo.
Adrian
Éste es uno de esos poemas que una hubiera querido firmar, quizás sea porque mi mano izquierda va agrandando por dias (cosas de la edad, supongo).
Ha sido un placer leerte.
Un abrazo
sI ,LA MANO IZQUIERDA AYUDA
PRINCIPALMENTE
CUANDO LA DERECHA SE ENFERMA
Y QUIERE DESCANZAR...
MAGNÍFICO TEMA... ME ENCANTÓ
UN ABRAZO FUERTE, QUERIDO AMIGO
Un interesante poema Oscar, original y más allá de su simple aspecto aparente, yo recojo señales claras de una crítica drecta e incluso mordaz en algún momento, una fórmula muy inteligentemente escogida, me llega rotunda, aunque en algunos puntos y según yo lo interpreto podría no estar de acuerdo. Me ha gustado mucho. Un saludo
Me gusta el plano donde ocurre el poema. Quiero decir: el poema es un cuerpo, sucede como un cuerpo desnudo sin ser lascivo, pasivamente desnudo, llano.
Y ocurre mediante una acción hablante, según una narración en tono ameno y casi cortazariano.
Eso es lo que cautiva, si uno es capaz de gestar una maquinaria espacial, un ámbito lúdico propio, luego es dable inscribir en él cualquier objeto, toda idea.
Celebro este espacio.
Un saludo cordial desde Buenos Aires y hasta otro poema
Rafael
Publicar un comentario