viernes, 17 de julio de 2009

este corazon

Este corazón como la luz ha traspasado las cortinas;
sin estruendo se ha posado entre las sabanas
para despertarse pegado a su costado;
ha entrado como el rojo amanecer en el ensueño
liviano como una pluma de su cuerpo
para sorprenderse con cada uno de sus rincones
creyéndose todas sus verdades
hasta no poder palpitar sin que ella lo ordenara.

Este corazón conoce bien las sombras
que habitan como siluetas en la memoria,
en la propia y en la del olvido ajeno;
en su fria indiferencia por mi inesperada desnudez,
por la agotadora angustia en mitad de la noche
al ver a mi fantasma sentado en su cama
y como ella continua dormida a mi lado
cuando hace años que ya no habito en su mirada.

Este corazón empapado en el caramelo envenenado
de las frías gotas de roció del edén
- ensangrentada víscera escarmentada-
ansía como el hígado de un alcohólico
no pasar del calor a la frigidez
sin haber apurado hasta la última gota
de la ilusión que lo sedujo.

Este corazón vive en cada sensación
de un miembro amputado, como la mano serrada
que nos espera desamparada con ganas de que la muerte
convoque al resto del cuerpo,
mientras continúa enviando el estimulo
de que la otra la frote para darla calor
o con la percepción de poder asir las cosas
con que un obsceno muñón desnudo
no puede extenderse para devolver ni un saludo.


Hace tiempo que a este corazón no le calienta el sol
sus venas de piñata usada.
Parece una piedra habitando una lata vacía
que únicamente suena cuando algo lo consigue agitar;
un músculo trasformado en cartílago cuyo único latido
se asemeja al de una puerta cerrándose de golpe;
que piensa que aún puede ponerse al día
pero que se agota con la planificación de los preparativos.


A es este corazón le falta la línea del horizonte
y sin embargo no renuncia a continuar como un niño
esperando lo que desea,
y echa mano de una patética seducción
como último recurso para recuperar lo que nunca tuvo;
y como si haber sufrido le diera derecho
a entrar sin papeles en el paraíso,
llama todas la puertas que encuentra cerradas
con la misma irracional insistencia con que una rama
sacudida por el viento golpea el cristal de una ventana,
con la insensata seguridad de haber estado siempre a todo
con los cinco sentidos para no perderse nada
y no ver que ha acabado dando palos de ciego.

2 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Me ha gustado mucho. Creo que a veces esos cinco sentidos los facalizamos en un mismo sentido, entonces....vemos lo que vemos...
besitos y amor
je

víctor (el gato estepario) dijo...

Un magnifico tema y denso en imagenes.
Muñón esperanzado hasta el final.