miércoles, 13 de enero de 2010

AMANTES TIÑOSOS







Al principio pensé que eran de papel.


Ahora que no recuerdo tu mirada

ni me pesa tu cuerpo,

conservo la extraña sensación de que tus labios

eran los de una leprosa.

Sin darnos cuenta, empeñados por compartir rutinas,

nos habíamos convertido en dos amantes tiñosos

frotando nuestra piel contra la del otro

con la misma desesperación en carne viva

del que busca sin encontrar,

y sin embargo, alimenta la esperanza

de ver algún día convertido al otro

en lo que nunca fue ni será...



Lo malo fueron las noches que derroche

hasta que descubrí que mi alma era mi pasaporte,

mi salvoconducto saber que quería ser feliz.

Tus suspiros sobre mis mejillas empaparon

de un frío aliento que enredaba en mis sienes

la intranquilidad de oír dentro de mí un gemido

que quería huir de estar preso bajo tu cuerpo,

como si sospechara que la enorme distancia

de quedarse a tu lado era alejarse del calor del sol,

de seguir un camino, de hallar

en algún momento la paz.





1 comentario:

Marian Raméntol dijo...

La libreación también sigue su proceso... es como los poemas, se construyen poco a poco.

PS. Te llegaron ya los libros?

Marian