martes, 9 de marzo de 2010

...como joyas insimismadas en la oscuridad...




Es de noche y contemplo las luces de la ciudad


como joyas ensimismadas brillando en la oscuridad.

Te presiento a mi lado sin ganas de decir nada,

como si estuvieras al fondo de una habitación

envuelta por tinieblas y se presagiara una derrota.

Enciendes un cigarro y te muerdes una uña.

Hay en tu silencio un pellizco que me obliga a pensar

que te has quedado hambrienta de algo.

Después de que haya pasado ese instante de ardor

que me hizo conducir mi coche fuera de las calles

mientras tú no dejabas quieta mi bragueta

ni de decirme cosas que me hacían cosquilla al oído,

nos hemos quedado mudos contemplando lejanas

como estrellas apretadas en el firmamento

las luces de la ciudad,

como joyas codiciosas brillando en la oscuridad.

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