miércoles, 30 de diciembre de 2009

dos opciones


De siempre, sea por activa o por mi pasividad,


me dejaste bien claro que disfruto de dos opciones;

por un lado, usar la bala de plata que introdujiste

- nada más conocernos- en la recamara de mi conciencia

para el día en que decida abandonarte,

o, el vale canjeable por un incendio en una gasolinera,

para cuando me anime definitivamente a quemar mis naves

y todos los puentes que haya tras de mi, arrojándome al abismo

de romper como una piedra el cristal de tu ventana

a cualquier hora de la noche, porque me esperas

siempre dispuesta a acogerme hasta que la muerte nos separe.



Y, con esa indefinición como arma, he dejado de ser el lobo

que perseguía tú húmedo y caliente rastro; ahora

permito, en esas noches cegadoras en que pareces necesitar más,

con distante desden y como sino te quisiera dañar,

que convenzas a mi honrada decisión poniéndome la mano

en el pecho de que no soy un canalla valiéndome de todos los comodines,

hasta conseguir que seas tú por mí la que invente una excusa

que demos los dos por buena poniendo de valedor a tu cuerpo.



Una vez saciada esa hambre febril que partía como un haz

de luz azul de mi lado menos presentable

y recupero de buena mañana la sensata consciencia

de recordar con arrepentimiento sincero

las palabras que me arrancaste,

-¿o fui yo el que las creo para ti como placebo?-

reflexiono sobre como echar marcha atrás

sin que se note en exceso, no vaya a perder donde caerme muerto,

pero sin dejar como garantía mi cabeza

por una promesa que no reconozco

como a un hijo ilegitimo que esta echando dientes de leche.



Busco a mí alrededor una alarma de incendios para romper el cristal

y accionar una justificación para salir corriendo de entre las llamas

del infierno sin fuego qué preveo que sería que anuncies

una relación conmigo.

martes, 29 de diciembre de 2009

BLUES DE EN MALA HORA


Blues de en mala hora







En mala hora el parpadeo de aquella estrella del cielo



dirigió mis pasos a la puerta de aquel bar.



En mala hora no entraron en mi boca un millón de moscas



para no haberte dicho aquellas bonitas palabras al oído.



En mala hora no hice caso de esa voz interior



que como la de mi doctor, me advierte siempre



que la mentira elige para esconderse



unos bonitos ojos y una amplia sonrisa.



No pensé ni en echarlo a cara o cruz



y en mala hora la mentira me prefirió



para envenenar a partir de entonces mis pasos



al doblar abrazados la misma esquina,



haciéndome correr en todas direcciones



sin apagar ningún fuego, sólo la luz de su habitación.









Siempre he sido un tipo sin suerte, no por eso



había de cambiar nada ni hacérseme extraño



sudar porque ella quiera caer bien



a todo aquel que la presento. Así es como de mi ilusión



me convertí en un juguete, y no vale de nada ponerle las cosas claras



porque la mentira te hace dudar de tus propios ojos.



Si lo piensas dos veces, hasta tus oídos te traicionan



para querer escuchar en todo momento



a sus pasos desnudos acercándosete lascivos.



La mentira es como un perfume



que no sabe pedir perdón ni dar las gracias.









En mala hora me creí lo que tuve que tragar



y que en lo que deseé fuera mi cielo particular



ahora ardo como en el infierno, usando como extintor



el néctar que me sirven en el mismo bar



en que en mala hora bese lo que pensé era tu alma



mientras tú metías mano en mi cartera,



porque yo existía sólo en tus ojos



mientras tú te agarrabas bailando al fraude



que es el corazón de un animal herido



naufrago en un lugar que jamás existió.





Dedicado a cara de ángel, corazón de demonio

domingo, 27 de diciembre de 2009

SOY UN HOMBRE DE PAPEL



Soy un hombre de papel empujado por el viento
que los meteoros que le caen del cielo hacen viajar
tragado por el vendaval sobre su lomo
hacia una próxima desintegración.

Soy un hombre de papel en el que los demás leen
como si fuera transparente
lo que un juguete roto se atreve aun con ilusionarse
y que sigue buscando alguien al fin
que interprete lo que no sé como decir.

A veces me siento como un único nadador
en una piscina vacia;
extiendo mi cuerpo mirando hacia arriba
y me abandono flotando con los ojos cerrados
hasta despertar al posarme en el duro fondo.

Me arden los pulmones de acero, me pesan las extremidades.
Sueño con lunas de otoño y diosas de plata,
con ser libre de mi mano contra mi frente
y mi codo apoyado en la barra del bar,
de estar condenado a ver sus ojos
como lejanas estrellas que brillan en el fondo de cada vaso.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

AMAI(Ñ)ADOS





Estoy empezando a creer que el cielo y el infierno

deben de ser la misma cosa.

Lo digo porque allí, al final de esta historia,

nos reencontraremos todos y no me imagino mayor

absurdo castigo que tu ineludible condena

sea tener que volver a mirar a los ojos

al ejercito de muertos víctimas de tu egoísmo aquí abajo.

Enemigos que te buscaste, desnudos al fin del odio y el rencor,

que eran los dos besos que se cernían en sus mejillas

cuando con una sonrisa perfectamente ensayada saludabas

presentándote ante cada nueva incauta víctima

para parasitarle la felicidad de la ilusión.

Y tú, como conclusión, desposeída de tu tiranía de reptil

y de cualquier justificación.



Pero al cabo llega ese momento de aclamada satisfacción

que todos hemos deseado según fuiste envenenando y saqueando,

sin ponernos de acuerdo cada uno con su fecha,

dotándote de la oportunidad de seguir arrastrándote

y de la impunidad de continuar fecundando más dolor;

te deseo, ojalá, que aquí abajo mientras tanto,

tu pasado te persiga como un aguacero de cristales rotos

y como un vendaval te envuelva arañando el reclamo de tu suave piel;

que en tu presente se repita la consciencia de vivir día tras día

la perenne rutina de la constante insatisfacción de una existencia insaciada,

que bajo tus hipnotizadores bellos ojos se formen las enormes ojeras

de dormir sola todas las noches aunque a tu lado

ronque satisfecho de tu vació a quien nunca amaras.

Que tu futuro, aunque hayas aprendido,

y eso es lo que dudo ya que lo que me ha enseñado a mi la vida

es que las personas jamás cambian,

que tu penitencia sea no ser creída incluso cuando digas la verdad,

que eternamente cuando cierres los ojos sea para ver nuestros rostros

y que todos los sueños que pretendas poseer se te transformen en liquido
huyendo de tus manos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

CARA DE ÁNGEL CORAZÓN DE DEMONIO



ESTO ES UN BLUES, para leerlo se recomienda poner algo de Muddy Waters.



Si la luz del bar en que te conocí
no hizo justicia a tus bonitos ojos,
el brillo de tu sonrisa
recorrió mis venas
como el nervioso aleteo
de una mariposa
atrapada en el liquido oro
de mi vaso de whisky.
Si la luz de aquella habitación
donde hicimos por primera vez el amor
tampoco hizo justicia a tu cuerpo,
la punta de mis dedos lo perfilaron
sin agotarse de recorrer
tus pechos y tus pezones,
de abrirse paso a tientas por tus costados
y tu penetrable vientre,
y el sabor de tu lengua en mi boca
hizo el milagro de que lo sórdido
se convirtiera en un bello éxtasis
de dos cuerpos tiernamente acariciados.
He de reconocer que los ojos
con los que te mire desde el principio
tampoco te hicieron justicia,
ni las bonitas palabras ni las promesas
le correspondían a esa cara de ángel
pero con corazón de demonio.
Lo que algunos insisten en llamar ceguera
se trata tan solo de falta de luz.
También las más bellas flores
cuando se pudren huelen mal.
Eso hace que uno descubra al final tarde,
solo en mitad de la noche y de la calle desierta,
sin encontrar un taxi y sin dinero en los bolsillos
para volver a casa o entrar en el ultimo bar,
con ese incompleto sentimiento de orgullo
de que me quiten lo bailao,
que las bonitas caras de ángel
suelen ocultar el corazón de un demonio.
DEDICADO A AMAIA